miércoles, 20 de septiembre de 2017

Convento de san Bernardino de Siena

Se encuentra este convento en un frondoso valle de suaves laderas cubiertas de pinos, robles y estepas. Enclavado en el termino de Poza de la Sal aconsejan su aproximación desde Aguas Cándidas, aunque yo lo hago desde Salas Bureba.
Bajo el convento una yeguada pasta en una extensa pradera cercada y perfectamente delimitada. Parte arriba del convento son los arboles frutales los que ocupan este fértil valle.

                                         Tapia que cierra el convento en todo su perímetro.

Fray Lope de Salazar y Salinas, monje franciscano, auspiciado por los que fueron sextos señores de Poza de la Sal; Juan Rodriguez y su esposa Elvira Manrique de Rojas, dieron los primeros pasos para la construcción de convento entre los años 1450 y 1454.

                                          Enredadera abrazada a un cubo del muro exterior

Fray Lope en estos mismos años se enfrascó en la  fundación de varios conventos con el inestimable apoyo económico del condestable de castilla.
Estos son  el de Nuestra Señora de la Salud en Briviesca, san Antonio de la Sierra o del Salto en Fresneda, el de Nuestra Señora de Linares en Belorado y el de san Luis de los Menores de Alveinte en Monasterio de la Sierra.




Está situado junto al arroyo de los Molinos cuyo caudal permitió la instalación de dos molinos en su recorrido y en el primer tercio  del siglo pasado movió las turbinas de una central eléctrica "El Porvenir de Poza".



Tras dar una vuelta por el perímetro, intentando conseguir alguna fotografía del lugar, no logro en ningún momento tener una imagen aceptable de las ruinas del monasterio. El propietario del lugar, en un exceso de celo bajo mi punto de vista, tratando de proteger su intimidad ha convertido el lugar en un fortín.


La mayor parte del perímetro lo cierra una imponente tapia  y sobre ella un espeso manto vegetal. En el resto hay una valla metálica con una tupida malla con lo que la observación del lugar es casi imposible.



Y por si estas medidas no fueran suficientes al menos dos mastines  me acompañan ladrando sin parar mientras recorro el perímetro.


Hasta hoy solo han llegado sus orgullosas ruinas, tanto la iglesia como el claustro son de estilo herreriano.
El final del convento llegó, como no, de manos francesas. En el año 1809 sufre una primera desamortización decretada por Jose Bonaparte, fue saqueado por las tropas gabachas y al fin su extinción se produjo durante el gabinete de Mendizabal en  el año 1935.
Dejo atrás las ruinas con sabor agridulce, aunque he visto el lugar no he podido pasear entre sus muros centenarios ni tampoco respirar la paz que trasmite este singular lugar.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Salinas de Herrera

Apareció publicado en un periódico un articulo sobre las salinas y pueblo de Herrera, lo leí con curiosidad y despertó de inmediato mi interés.
Se encuentra enclavado en los montes Obarenes casi lindando con la Rioja y su acceso  no es complicado. Hay varias formas de llegar, desde san Juan del Monte, desde Haro, desde Ircio, desde Villalba de Rioja o desde la ermita de san Felices. Yo opté por la más cómoda, en Haro tomé el desvío de Miranda de Ebro y un poco antes de llegar a "Las Conchas" a mano izquierda aparece un camino con la única reseña de "YERMO CAMALDULENSE". Tomo el desvio, el primer tramo, mitad camino, mitad carretera está destrozado, las corrientes de agua han campado a sus anchas y han levantado el asfalto en varios lugares. Después de cruzar bajo la autopista mejora mucho  y aunque aparece alguna dificultad el camino tiene buen firme. Apenas en dos kilómetros aparecen las primeras construcciones  salineras.



Aun queda alguna edificación en pie pero su estado es de total abandono. Moverse entre  sus construcciones, pozos y depósitos es harto complicado, arbustos y zarzas han ganado la batalla y señorean a su antojo.



En el interior de este caserón se encuentra el pozo salinero, aunque no se trata de un manantial de agua salada como tal.



La extracción del mineral era laboriosa y su producción escasa por lo que la explotación  fue abandonada  en los años setenta. No pudo competir  ni en producción ni en precios con las grandes salinas marinas.




El mineral salino era buscado mediante excavaciones en profundos pozos  que se llenaban de agua dulce del arroyo que fluye por la explotación. La sal se disolvía en el agua y su extracción se realizaba con ayuda de una rueda hidráulica para ser almacenada en depósitos hasta el verano.


                                                                 Deposito de agua salada

En verano se extendía la salmuera en las eras, grandes superficies con pocos centímetros de profundidad. La radiación solar y la brisa se encargaban de  evaporar el agua.
Para una cristalización uniforme los operarios realizaban "la revuelta" pasando unos rodillos por las eras. El secado no debía ser muy rápido por lo que se regaba periódicamente. Cuando las eras se secaban era el momento de recoger el preciado mineral.



Este es el lugar que ocupaban las eras de evaporación, el edificio, posiblemente sería un almacén.


                                                  Rueda hidráulica en 1984. Foto de Elías Rubio 


El agua del arroyo era conducida mediante un acueducto y se dejaba caer sobre la rueda desde cierta altura para mover el mecanismo, el eje de la rueda  trasmite su movimiento mediante un sistema de bielas situado en la zona alta del caserón, aquí las bielas son las encargadas de mover la bomba para extraer el agua del pozo salino.



Esto es lo que queda en la actualidad de la noria.


Aunque me consta que esta era la imagen que se ha podido disfrutar hasta hace bien poco de ella.

                                           Imagen de las salinas en 1984 tomada por Elías Rubio

                                   Canalización de agua hasta la noria 1984. Foto de Elías Rubio

                                                    Recreación de las salinas en funcionamiento


El pueblo se encuentra en el mismo estado de abandono que las salinas, aun queda en pie algún edificio pero en estado lamentable.





Aunque la maleza ha vuelto por sus fueros intentando cubrir cualquier resto dejado por el hombre, aun es posible disfrutar del lugar y hacerse una idea de como era el día a día en estas recónditas salinas. 
Cercano a este lugar se encuentran el Yermo Camaldulense  Montecorona de Nuestra Señora de Herrera y unas curiosas cuevas, tal vez monasterios rupestres habitados por monjes en una etapa anterior a la construcción del actual cenobio en el año 1176 por los monjes de Sajazarra.
Ya tengo excusa para volver a estos preciosos y apartados lugares enclavados en la zona oriental de los montes Obarenes.